Hacer mermelada es una amada tradición británica. La cáscara de naranja se hierve a fuego lento en la estufa, liberando un vibrante aroma y un sabor amargo, inquietando los sentidos. Maderas cálidas y piel de naranja se mezclan para crear una maravillosa fragancia dorada.
Una visión refinada de la conserva más británica.