El hombre actual cuida enormemente su aspecto con el objeto de dar la mejor imagen posible de sí mismo, mejorar sus relaciones con los demás y aumentar su poder de seducción. De este modo, el perfume, como el traje, se constituye signo, mensaje y representación de un carácter y de ...El hombre actual cuida enormemente su aspecto con el objeto de dar la mejor imagen posible de sí mismo, mejorar sus relaciones con los demás y aumentar su poder de seducción. De este modo, el perfume, como el traje, se constituye signo, mensaje y representación de un carácter y de una forma de pensar y vivir.
Por todo ello, la fragancia se revela hoy como un accesorio indispensable, hasta el punto que no se concibe el arreglo personal sin el complemento de un perfume adecuado a la indumentaria.