Una fragancia cítrica, con una arquitectura mucho más formal, limpia y aristocrática que la de una simple camisa blanca. El escenario es Blenheim. Imponente, inmutable, un tesoro nacional, de hecho; nos encontramos en la residencia del Duque de Marlborough.
Aromático como la mejor ...Una fragancia cítrica, con una arquitectura mucho más formal, limpia y aristocrática que la de una simple camisa blanca. El escenario es Blenheim. Imponente, inmutable, un tesoro nacional, de hecho; nos encontramos en la residencia del Duque de Marlborough.
Aromático como la mejor ginebr y al mismo tiempo con un olor tan limpio como el de la ropa recién lavada. Tan versátil como una pajarita. Un tonificante cóctel diurno de aceites cítricos, especias y maderas.
De un simple barbero de Cornualles (el Sr. Penhaligon) a las barbas urbanas contemporáneas: Blenheim Bouquet ha superado siempre las infidelidades del tiempo.