El dulzor de este soliflor es, antes que nada, un dulzor con carácter. Con la gentileza (de la experiencia) y la inocencia (de la juventud), es una flor que hace gala de una modestia fingida y que comparte con delicadeza su perfume. Pero es también un soliflor creado a partir de ...El dulzor de este soliflor es, antes que nada, un dulzor con carácter.
Con la gentileza (de la experiencia) y la inocencia (de la juventud), es una flor que hace gala de una modestia fingida y que comparte con delicadeza su perfume. Pero es también un soliflor creado a partir de una fina orquestación de notas. Las de apertura son tan frescas como el mes de mayo y tan optimistas como la primavera, mientras que el geranio aporta a este cítrico compostura y estatura.
A medida que esta flor blanca cremosa imaginada e idealizada sigue abriendo sus pétalos, la rosa, el ylang ylang y el jazmín liberan su aroma. Y, puesto que la discreción es una virtud, la madera de sándalo y el musgo de roble, que confieren al lirio del valle un final atemporal y eterno, pasan prácticamente desapercibidos. Los ramos de las bodas reales ya han tomado nota.